Ayer, me ardía un poco la garganta, no le dí mayor importancia, un par de pastillas de vitamina C y a ronronear como gatito, pero, hoy que el desgraciado de mi padre me levantó, para que y a me largara mi curso de dibujo. Mi garganta se sentía como un campo minado, además del cansancio de estar todo el día en la escuela, que ya hacía mucho había olvidado. El pex, es que ya no puedo tomarme una semana para curarme la pinche gripita, como suelo hacerlo, pues, la cantidad enferma de cursos en los que estoy metida me lo impide.
Me siento más que mal, y apenas comienzan las clases en la otra escuela, chale, me urgen unas inyecciones… creo que tengo fiebre.
¡Cómo extraño vivir de noche!