Y eso me hace asquerosamente feliz, pues me recuerda que se acerca mi cumpleaños, que soy la más pequeña del cuarteto de la muerte, y que ya se acercan mis regalos. Seré una hija de la chingada, pero hay cosas que todavía me conmueven como el sonido de la lluvia, el olor de mi chocolate, Darren 2.4 funcionando después de un año en coma, la mirada de mi gata exigiendo más comida, y los recuerdos que me preceden, que entre que me atormentan y que me sacan una sonrisa. A cuatro años de la muerte de ya saben quién (W FM FrecuenciAdictiva por si usted es nuevo en este blog) sigo recordando día con día, cada una de las 18 horas que pasaba pegada a mi radio.
Los recuerdos se entremezclan, y casi me hacen llorar, de pena, de risa, de tristeza.
Hay quienes se han ido, y quienes regresan a mi vida, y otros que por más que lo intento siguen ahí, para estar chingando.
La lluvia me relaja, y hoy, en mi día de huelga aún más, pues imagino, como será la lluvia, rayando en tormenta en mi cumpleaños, es bonita tradición que caiga un aguacero, y eso, de verdad me pone de buenas.