El maldito boleto, desde su último beso sigue sin aparecer. Sé que está en algún lugar de mi cueva, pues estoy segura que no lo saqué. Pero a pesar de haber recorrido cada rincón casi, casi con brocha de arqueólogo NO APARECE. La fiesta es hoy, y ya estoy al borde de un ataque de nervios, unos dicen que fueron duendes, otros que no se dónde vergas tengo el cerebro y yo, yo pienso que fueron mis padres. A nadie le interesa más que yo no vaya. Hijos de la chingada.
Solo sé que si hoy no voy, habrá una razón más para vengarme en un futuro cercano o lejano. No importa como o cuándo, juro, que me las van a pagar.
Mis esperanzas morirán por completo a las seis de la tarde. Me lleva la chingada, ya no sé dónde más buscar.