No sé, es una sensación de tranquilidad sabrosa, ya sé que vienen todavía otros monstruos, lo que me recuerda que debería estar preparando todo el rollo, pero nel, ahora quiero dejar fluir la hueva y el cansancio mal contenido desde Octubre.
De verdad, han sido demasiadas cosas para mis dos neuronas pachecas. Se siente raro despertar a las dos de la tarde sin el cansancio de la pinche fiesta de la noche anterior, sin la presión de que si el post, que si las fotos no me las han mandado, que si no sé quién ya se me enojo por una pendejada. Todo en paz. Y eso, en mi mundo caótico es tremendamente extraño.
Al rato me voy a echar a mi cama a seguir leyendo «La casa de los espíritus» de Isabel Allende, que me prestó mi maestra de francés. Espero que su fin, este tan tranquilo como el mío y si no es así, ahí me cuentan, no sean culeros.