La cena de la oficina, asquerosamente divertida, salvo por mi puta tos que desde ese día no me ha dejado en paz. No sé si fue la despedida, o que estaba muy cerca de la ventana o que tranza, el punto es que traigo una bronquitis de la chingada. Desde hace tres días tengo fiebre y no’mas no se me quita, ya me pusieron inyecciones, ya me ensartaron mil y un pastillas y jarabes. El matasanos dice que ya no tengo infección y yo digo, lo que ya no tengo son putos pulmones.
Me duele la espalda, me duele el pecho, diría que quiero a mi mamá pero mejor no, porque me va a sacar de mis casillas.
La depre Navideña, parece que no me ha pegado tanto, como otros años, igual y es por el mega rush por culpa de las medicinas que me cargo. Hasta se me antoja ir de metiche bajo el árbol a ver que me trajo el pinche Santa.
Chale, me esperaba cambios pero no tan rápido.
Espero que en algunos añitos me toque estar en Ibiza chambeando o echando la hueva.