Cosas que nunca creímos que ocurrirían en México, bueno por lo menos hace unos años, son precisamente los festivales, onda Creamfields, ya sé, ya sé, no fue tan bueno.
Uno de esos festivales, de hecho el primero que le toca al cuarteto de la muerte, es el título de este post el Music Dance Fest.
Hay un chingo de cosas que no cambian en este país, pero las que lo han hecho, y a pesar de mis mugrosos veinte años, de verdad que te hacen decir «no mames». Independientemente de las cancelaciones de Guy Gerber y de Felix Da housecat, que no llegó tanta gente como se esperaba, que el viento estaba muy cabrón, etc, etc, De repente fue como entrar a otro mundo, dónde todos, o buena parte de los que muchos quisimos en México desde hace mucho tiempo, estaban al alcance, que solo bastaba correr de un lado a otro de la Alameda Poniente, para que sus beats invadieran nuestras almas, junto con recuerdos.
De esos momentos que solo estaban en tu inconsiente, que bastaba una rola para revivirlos. No quise ensartarles en esta zaga del music dance fest, desde el principio qué rolas, o quién fue mejor que quién, o quién se rompió el hocico antes que quién… creo que lo importante de este tipo de festivales es que nos ponen en un maravilloso bufete de sonidos a muchos de los grandes, a otros nuevos.
De ese tipo de cosas que nunca creímos que pasarían en México, y afortunadamente, están pasando.