Hablemos de rencores

Uno de los más grandes rencores de mi vida, si no es que el más grande, es contra mi madre. De verdad, será quién me parió, pero no es como que, la persona que mejor me conoce, todo lo contrario, no hay dia de mi vida que recuerde como feliz a su lado.

Siempre, ha de ser burla, siempre ha de ser gritos, reclamos… todas esas cosas que hacen tus enemigos, eso es lo que me ha hecho mi madre.

Cuando perdí la vista, lo único que podía decirme la señora, porque no la considero más que la dueña de mis genes, era, que la cuenta de teléfono había llegado muy alta. ¡Chinga! El lapso más doloroso de una niña de 13 años, donde perdió el pelo, dónde el dolor era 24 horas continuas, dónde hasta la luz de un celular, le lastimaba aún con vendas… y lo único que le importaba era eso.

Los regalos de diez de mayo, tirados a la basura en mis narices, las descalificaciones a tooooodos mis esfuerzos día tras día, desde que tengo memoria. Los regalos caros que trataban de llenar ese despreció, la costilla que me rompió a los tres años, porque me acerque a ella después de una pesadilla.

Después de una sobredosis… en lo único que pensaba la cosa esa, era lo caro que le habría salido el funeral. El acoso continúo para que sea una persona «de bien», osea que deje todos mis sueños de lado.

Las veces que se ha reido de mis proyectos, ¿veces? neeeeeel todos los días de mi vida no ha hecho más que burlarse de mi.

Ahora que uno de mis sueños se ha hecho realidad, uno de los que más me ha costado lo único que le importa es que cumpla al pie de la letra el horario, que no haga más que lo que me pidan, que no de más que aquello que marca el contrato.

¡VETE A LA CHINGADA! Durante 21 años de mi vida no has hecho más que mi vida miserable, no has hecho otra cosa más que herirme y ¿quieres que te haga caso? Nunca he sido normal, tú lo has dicho, arruinaste mi infancia por tus paranoias, destruiste mi salud, nunca me dejaste ser niña, me usaste como arma para tus estúpidas peleas con mi puto padre. Me hiciste vivir entre hospitales, medicinas, inyecciones… todo por enfermedades que tú me inventaste…. ¿Y ahora quieres que te diga madre?

Me has destruido más veces que mis verdaderos enemigos. Haz arruinado cada uno de los momentos importantes de mi vida con tus risas de burla, con tus «sigue soñando», con tus «no vales nada». ¿Y quieres que te respete?

¿Te acuerdas cuando me decías «para que invierto en ti te vas a casar con cualquier pendejo»?

¿Te acuerdas cuando te rehusaste a seguir pagando mis cursos de idiomas, por que era un desperdicio?

Perdóname por haber sido diferente desde siempre, perdóname por no tener tus sueños burocrata, por no querer una familia «feliz», una casa de condominio, y un puto jardín de mierda. Perdóname por no soportar tus libros de superacion personal, tus chingaderas de pare de sufrir, perdoname por preferir a Borges, a Platón, que tus chingados libros de Miguel Angel Cornejo, por preferir los libros de Sade a tu biblia, que ni siquiera te has tomado la molestía de leer. Y yo si.

Perdóname por creer en mis sueños, perdóname por creer en cosas diferentes….

Pero no me perdónes por odiarte.

Nunca pudiste comprarme y eso te remuerde la conciencia ¿no es así?

Ahora te arrepientes de lo que hiciste ¿ya es muy tarde?

Chantajeaste a mis psicologos para que te contaran mi vida, vida a la que nunca te he dejado entrar.

Tienes miedo de la vida, no es mi culpa, pero ya no interfieras con la mía.

Tampoco tengo la culpa de que tu cultura sé reduzca a un maldito «título» de maestra, osea ni siquiera sabes quién es Octavio Paz, menos imaginas quién Borges.

TE DETESTO, serás la dueña de mis genes, me habrás parido, pero no eres mi madre. ¡MALDITA BRUJA! Y  pesar de todo, hoy te dedico una canción.

Like it or not de Madonna, a la que ni siquiera conoces.