Caminando por ahí

Cuando la Ciudad está vacía, especialmente en estos momentos de «crisis» epidemiológica, me encatan, pero de verdad me encanta, andar y solamente caminar por ahí. A ver que  madres nos encontramos el Marco V y yo. Aclaro Marco es mi cámara, pero me niego a llamarle solamente mi cámara.

Me gusta como, a pesar de todo, todo tíene un ritmo, si bien a dejado de ser tan escandaloso como antes,lo mantiene, como una canción de chill out de viejos tiempos que, por más berrinche que haga, no volverán.

Hace un rato, mientras peleaba con mi chingada úlcera por millonesima vez en un hospital, sentí ese ritmo lentamente apagarse por un terrible estruendo llamado miedo, que a nadie, pero absolutamente a nadie favorece.

No sé de que se trate de todo este asunto, pero hace falta la taquicardia que genera la Ciudad de México, hace falta el ruido, ver escuincles maleducados en el metro o saliendo de las escuelas, hace falta vida…

Hace falta que algo rompa el silencio de esta, tranquilad obligada.

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