29…

Finalmente llegó la cuenta regresiva, los últimos 364 días antes de llegar a los 30.

Una querida amiga me decía unas horas antes:

«Guey, para ti cada cumpleaños es un triunfo no te puedes deprimir». 

Y es cierto según el matasanos que me trajo a este mundo era muy poco probable que yo rebasara los 15 años.

Pero no lo puedo evitar, soy emo de closet.

¿Estoy en el lugar qué quiero?

En esa pregunta me pase atormentada las últimas horas de mis 28.  La respuesta es no. Me falta tanto por hacer, aunque basándose en la lista de lo que si quería hacer antes de los 30 el 70% de mi lista, ya está cubierta. Pero ese 30% faltantante ¡Ah que bruto como me pesa!

Pero tengo algo que nunca antes había tenido: calma, paciencia, y tranquilidad de espíritu. Aunque la situación de mi hermano sea apremiante y en cualquier momento tenga que correr al hospital. Cosa ocurrió justo la tarde de mi cumpleaños.

Solo me dió tiempo de comerme este pastel en el VIPS, y unas horas antes comer con una amiga, y sus hijos que son como  mis sobrinos.

La fiesta que quería ser se fue derechito al caño, ni modo, así es la vida. Me preocupa más estar cerca de mi papá, por si acaso.  Siempre he disfrutado de la soledad, de los cafés, de caminar bajo la lluvia. También de la emoción extrema de trabajar contra reloj y saber que de ti depende la consecución total de un proyecto.

Estoy viva, es un gran, gran avance, aunque siento que me queda poco tiempo para poner en firme ese 30% que me da vueltas en la cabeza y no encuentro bien a bien cómo.

Ya no soy la niña que comenzó a escribir a los 17 años en un rincón perdido de Blogger, me salí con la mía a pesar de los descalabros, y hasta de haber puesto en riesgo mi vida más de una vez.

Pero, todavía no me cae mucho en gracia saber que mis tiempos, ya no se miden en 10, si no en 20 años.  El paso del tiempo no perdona…

¿Me duelen todavía las amistades perdidas?

No, era gente que simplemente cumplió su ciclo, uno que no necesariamente fue bueno o duradero. Pero ya qué.

Se que las cosas dependen de mi, no me da miedo, pero si ansiedad. Me queda claro que puedo, no’mas es encontrar el cómo de una buena vez.

Tengo mucho porqué sentirme agradecida con el Destino, la vida… Mis amigos, los neta, los de corazón que siempre han estado, ustedes, la gente que lee lo que escribo y confía en mis palabras. Es chingón saberse querida, y odiada también.

De los 21 a a estos ya 29 años he tenido las más salvajes experiencias en todo sentido. Por ese lado me siento perfectamente tranquila.  Lo que quería probar, lo probe y bien.

Sé lo que quiero, el cómo es el que a veces me falla.  Después de esta luna de fresa, que seguramente no voy a volver a vivir, solo puedo decir que esta existencia humana es maravillosa con todo y  las facturas que te hace pagar… Uno más y 30 ¡Ay ñañita!

Y no’mas por eso…

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